"El Almirante Lloyd" (Capítulo 3)

¡Saludos!

Apenas estrenado el 2008, aquí me hayo para traeros la tercera entrega de "El Almirante Lloyd". Nos situamos ya en el ecuador de la historia, que empieza a tomar ya algo de consistencia. ¡Espero opiniones!

Ah, y por supuesto... ¡¡Feliz Año a todos!!

¡Dentro texto!




Capítulo III: “5 de julio 2027”


Son las 5:55 y estoy mirando al techo de mi habitación, despierto, con esa sensación de costumbre de que algo no está bien. Suelo despertarme antes de que suene la alarma por el altavoz., supongo que será eso… cuando suena, yo ya estoy vestido. Procedo a dar los buenos días a mi padre, que me mira desde su foto en el cajón debajo de la libreta negra con sus ojos tristes y barba canosa de siempre. Llego a la cantina a eso de las 6:05, y mientras espero a que el resto de chicos bajen, voy pensando en el desayuno. El doctor Murai ha ordenado que no tome alimentos ricos en grasas o colesterol. La verdad es que no sé por qué, puede que no esté tan en forma como los del grupo A, pero yo no estoy gordo como otros muchos chicos. De todas formas, las órdenes del doctor son “de obligado cumplimiento”, que viene a ser algo así como que ni el Mayor suele contradecirlas. Y dentro del Almirante Lloyd, eso es lo más próximo a ser leyes. Así que pido mi desayuno especial sin mucho entusiasmo, entusiasmo que parece rebosar la señora Kellownee al servírmelo. Alguien llega.

-¡Hola, Ian!

Éste es Brad.

-Hola, Brad.

Brad es un chico más pequeño, que también está en el grupo C. Por eso somos amigos, normalmente no puedes encontrar amigos fuera de tu grupo porque son todos muy desagradables. Aunque yo lo prefiero así, después de todo, ¿de qué hablaría con ellos? Con Brad siempre hay algo de qué hablar, al menos para él. La mayoría del tiempo él habla todo el rato y yo escucho, asintiendo de vez en cuando. Tras el desayuno nos vamos juntos a clase, mientras me comenta que está bastante enfadado.

-¿Sabes lo que hacen, Ian, lo sabes? ¡Leen libros! Nosotros tenemos Matemáticas, Física, Computación, Química, Programación… y los del B, ¡leen libros! Eso por no hablar ya de los del A, ¿sabes lo que hacen esos? ¡Juegan! ¡En serio! Les he oído hablar de ello, tienen unos juegos en la consola en los que mueven figuritas de naves o de soldados… ¿¿Tendrán idea esos cabezas huecas de lo difícil que es fabricar una consola??

Brad acostumbra a entusiasmarse así con casi cualquier tema, pero sobre todo si se trata de criticar a los chicos del grupo A. Claro que la conversación se interrumpe si se acerca alguno, por supuesto. Sobre todo si es un chico mayor. Pero esta vez a Brad no le dio tiempo a callarse antes de ser oído.

-¿Así que juegos, eh, Dullosky? – se trataba de Stilson, que tenía ya 13 años y le encantaba chincharnos a cualquiera de los de nuestra edad sólo para demostrar lo fuerte que era. Por supuesto, era del grupo A - ¿Con que sólo sabemos jugar a juegos? ¿Quieres que te demuestre qué más aprendemos en el grupo Alfa? – Les encantaba llamarse así.

El caso es que ni Brad ni yo habíamos sido entrenados en lucha cuerpo a cuerpo, y antes de poder reaccionar él ya había recibido varios golpes en la cara. Tan rápido como mis reflejos me lo permitieron, empujé al matón para separarlo de Brad y se cayó por las escaleras.

El Mayor no tardó en enterarse. Se puso súper enfadado, no disimulaba el hecho de que los del grupo A son sus favoritos, aunque sean cabezas huecas rematados como Stilson. No obstante, nadie pensó que el castigo sería tan cruel. Nos mandó a Brad y a mí hacer ciertas tareas de limpieza en la cocina de la cantina, ayudando a la señora Kellownee. Pero lo dispuso de tal forma que nos encontráramos en determinados momentos a solas en algún sitio, y dispuso asimismo que Stilson lo supiera.

Su venganza fue brutal. La tomó primero con Brad, aunque yo eso no lo supe hasta después. Cuando vino a por mí, estaba todo magullado y tenía un brazo vendado, pero se sirvió del otro y de los pies para darme una paliza ante la que, privado de escaleras y de la oportunidad de un empujón por sorpresa, poco pude hacer.

Brad y yo debemos pasar unas semanas en la enfermería, haciendo deberes de todas las asignaturas en nuestras consolas y con la única compañía del enfermero y del doctor Murai, que apenas nos visita. La primera noche yo oigo llorar a Brad. No sé si de pena o de rabia. Yo… yo lloro en silencio. De pena. Y de rabia.

Hoy es mi décimo cumpleaños.






Continuará...

4 comentarios:

  1. Mola, tío, pero hay una errata. Dices que "Brad es un chico más pequeño, que también está en el grupo B".
    ¿No debería ser el C? Por lo que decías en el segundo fragmento y por el contexto de este, vamos...

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  2. Hmmm, lo mismo iba a decir yo... superlayo, ¿vives aquí, en el blog? Vaya, otra historia de ciencia ficción... un hombre que vivía en un blog y lo utilizaba para influir y controlar el mundo... (por seguir con El Jeugo De Ender).

    Me gusta, va tomando forma pero todavía no sé a dónde quieres llegar, y se te acaban las hojas... (Sí, es una amenaza.)

    juas juas... se me va un poco... falta de sueño, supongo. ¡Feliz 2008!

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  3. ....... Demóstenes y Locke.

    Pues sí, era una errata, mis resabidillos lectores. Si es que parece ser que lo de releerlo así por encima no basta para dar un texto por revisado xD.

    Bueno, si todavía no sabes a dónde quiero llegar, es que todo va bien, don't worry. Lo que sí que me worrorizaría sería que siguiésemos igual después del quinto y último episodio (a ver qué tal xd).

    Espero no decepcionar.

    Un saludo!
    Adán.

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  4. Sí, Outcard, soy como un boina verde de los blogs... Me meto silenciosamente hasta que saco a todos mis colegas de allí. Es un derivado de trabajar demasiado delante del ordenador.

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