London Farewell

No es una decisión que se tome en un momento. Al principio, es sólo una idea. Pequeñita. La comentas casi en broma, pero en realidad sabes que es más en serio de lo que quieres hacer creer. Sólo estás dándole forma. Poco a poco la idea va creciendo. No es una decisión que se tome en un día, ni en una semana. Vas dándole vueltas.

El problema es que, una vez tomada la decisión, ni si quiera tú te la crees del todo. No hasta que le pones fecha, el punto de no retorno.


5 de Julio de 2013, medianoche. El punto de no retorno.

Los cacharros de la cena se apilan junto al fregadero, los platos sobre la mesa, y un par de piedras de hielo y una rodaja de limón se aferran a los restos de refresco que quedan en el vaso al que doy vueltas, escuchando el tintineo contra el cristal. Miro la pantalla del ordenador. No tiene sentido seguir buscando fechas, ya la he escogido. No tiene sentido mirar otras rutas u horarios, sé que ésta es la más barata. Hago clic. Un clic. Por primera vez en mucho tiempo, compro un billete… sólo ida.



12 de Julio de 2013, 2:57pm. Despedida en el British.


Llego a la entrada del British Museum un poco a la carrera. He pasado estos días despidiéndome de gente. Pero esta tarde está reservada para otro fin: despedirme de la ciudad. Llego un par de minutos tarde al evento “The Way of Tea”, una demostración de la ceremonia del té japonesa. Llevo más de un año queriendo asistir, y siempre me lo he perdido. A la hora de la verdad, se me hace corto, y desde mi lugar en la fila de atrás no aprendo mucho. Pero hay un sentimiento de gratificación por no haber dejado ese cabo suelto. De alguna forma, ya puedo marcharme más tranquilo.

Doy un paseo corto por el museo. De nuevo el Partenón de Atenas, que siempre me recuerda mi primera visita a Londres, la misma sala donde Dani me explicaba las centauromaquias. En la exposición de relojes, por fin entiendo cómo funciona un reloj de pesas o de cuerda. Y tras deambular un poco más, dejo las puertas del museo a mi espalda.

En vez de dirigirme a la estación más cercana, me decido a pasear un poco más por el centro, alentado por el buen tiempo de verano y lo azul del cielo (si uno vive en Londres, uno aprende a valorar estas cosas mucho, muchísimo). Por la mañana había estado en Soho y Covent Garden. Ahora, paso por Chancery Lane y Holborn, recorrido que hice por primera vez a pie con María, aquél día que decidimos no coger el metro para ir a St Paul, y sigo andando hasta City Thames Link. No ha sido algo planeado, aunque cuando sucede, sé que de algún modo no podría haber pasado de otra manera. Londres se merecía un último paseo que fuera completamente innecesario.


15 de Julio de 2013, 7:20am. Tres años en cajas.

La sensación de un cuarto vacío es sorprendentemente polisémica. Al llegar, es una promesa. Es un lugar sin historia ni recuerdos, es un lienzo en blanco donde empezar a pintar. Cada mueble, cada libro, cada adorno en la pared, poco a poco van configurando algo tuyo. Pero el proceso inverso es mucho más costoso, porque al ir desnudando las paredes y los muebles es como si te arrancases cachitos de ti mismo, de tu historia en ese lugar. Y los vas guardando.

Es la última. La última caja. La última de 16. Todas embaladas, con mi dirección escrita bien grande. Intento olvidarme de esa sensación de que se me olvida algo, ya estoy acostumbrado a ella cada vez que cierro una maleta. Cuando el camión se las lleva, la casa me parece mucho más vacía. De alguna forma, aunque me quede una noche, ya ha dejado de ser mi casa.

Lo cual me recuerda mucho a la cámara CLL11


16 de Julio de 2013, 11.30am. Sólo ida.


Por alguna razón, los aeropuertos me gustan. No sé. Me dan una cierta sensación de calma. Quizá sea el presenciar una máquina tan sumamente compleja funcionando con tanto orden. Hormiguitas que entran, hormiguitas que salen. Deposite aquí su equipaje. Rayos equis, escáneres. Su puerta es la 19, controle su equipaje de mano. Sí que hay cierta cantidad de estrés asociada al viaje, pero para mí la peor parte es hasta llegar al aeropuerto. Y, si he dormido medianamente bien (lo cual es raro) y tengo un libro a mano (lo cual no lo es), esta parte no es tan dura. Es curioso, por cierto, cómo libros concretos pueden dar matices especiales a los momentos que vivimos (en este caso, era American Gods de Neil Gaiman).

Cuando el avión despegó, no sé si se notó, pero creo que se me quiso escapar el amago de una sonrisa en los labios. Me iba a casa.



24 días después. 9 de Agosto de 2013, 8.45pm


-¿Te has hecho ya a la idea?
-No. Ni creo que me lo haga. Seguramente, no hasta pasar varias semanas en España. Y darme cuenta de que ya está, no tengo fecha de vuelta. De que ya no estoy en Londres. De que cerré el capítulo.

Es una sensación curiosa. La gente me pregunta que qué hago aquí. Si estoy trabajando. No lo entienden. No entienden que no dejé Londres porque tuviera algo esperando. Dejé Londres porque tocaba terminarlo. Y, la verdad, estoy tranquilo. Creo que duró el tiempo justo. He vivido en dos casas, en Brick Lane y en Brixton. He buscado trabajo, he hecho entrevistas, he tenido mi primer trabajo y lo he perdido, y lo he recuperado por un tiempo y al final se ha terminado. He conocido a mucha gente que hacía cosas muy distintas. He visto cosas que yo no creería, recorrido muchos sitios, algunos hasta hacerlos familiares, y aprendido muchísimo.

-¿Vienes para quedarte?
-De momento.
-¿Qué tienes pensado hacer?
-… (pausa larga). Muchas cosas. (sonrisa). Demasiadas. Pero veremos por dónde empezamos.

Al fin y al cabo… ya lo he hecho una vez.


Un saludo,
Adán.

1 comentario:

  1. Sigue siendo un placer leerte. Sobre todo ver que queda gente, que con una -al menos aparente- increíble sencillez tiene claro que la vida es como un libro; para que esté bien, cada capítulo dura lo que tiene que durar, ni más ni menos. Que hay que terminarlo cuando sientes que se tiene que acabar, aunque no tengas claro qué vas a escribir en el siguiente.
    No dudo que te será muy fácil continuar la historia, eres hombre de recursos y valentía ya has demostrado de sobra. Algunos seguiremos atentos a los retales de historia que tengas a bien contarnos :)

    Saludos!

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